AD AGUILAS DEPORTES

Las palabras déficit y Real Murcia van de la mano. Es algo que queda reflejado año tras año en los informes de cuentas de la entidad que Jesús Samper suele hacer públicos en las juntas generales de accionistas que llegan cada mes de diciembre.

Dentro de veintiún días, la historia se repetirá cuando el presidente murcianista presente el resultado del ejercicio que va de junio de 2013 a junio de 2014, y es que, pese a los esfuerzos de los responsables de la entidad por ajustar al máximo los gastos a los ingresos, el informe de auditoría volverá a reflejar pérdidas, algo de lo que solo se ha escapado el Real Murcia en dos de las últimas trece temporadas. Los datos exactos no se conocerán hasta el próximo 18 de diciembre, fecha en la que el consejo de administración, liderado por Jesús Samper, ha citado a los accionistas para, entre otros puntos del día, someter a examen y aprobación dichas cuentas anuales.

Sin embargo, en el ejercicio 2013-2014, que en lo deportivo acabó con el equipo grana jugando el play off de ascenso a Primera División, hay algo que destaca sobre los informes de cursos anteriores.

Según subrayan los auditores que se han encargado de estudiar al detalle el estado de las cuentas de la entidad murcianista, el Real Murcia tendría «resultado de explotación positivo» de no ser por las sanciones y los recargos de Hacienda. Es decir que dejando al margen las multas económicas con las que la Agencia Tributaria viene 'castigando' al club por no hacer frente a los plazos de pago de la deuda, la empresa encargada de auditar los movimientos económicos de la centenaria entidad considera que en lo que se refiere a lo deportivo y al día a día, el Real Murcia, después de mucho tiempo, ha sabido ajustar los ingresos a los gastos.

Ese detalle se vio durante la propia temporada. Mientras que en las campañas 2011-2012 y 2012-2013, en las que, olvidando la crisis económica, los responsables murcianistas volvieron a las andadas confeccionando plantillas cuyo rendimiento en el terreno de juego quedó muy lejos de los costes y los importantes contratos que tenían algunos de los futbolistas; hace un curso, Jesús Samper, sabedor de las dificultades que había tenido para cumplir con sus jugadores unos meses antes y atendiendo al techo de gasto exigido por la Liga de Fútbol Profesional, se decantaba por un proyecto más modesto, pasando de un presupuesto de 5,7 millones de euros a otro de 2,8 para su primera plantilla. Esa reducción, a lo que se unió también el aplazamiento del tercer pago del concurso de acreedores, permitió a la entidad ir cumpliendo casi al día con las nóminas de los integrantes del equipo, a los que se le iba pagando a mes vencido.

Pero ni así, el Real Murcia ha conseguido librarse del déficit. Y es que la losa de deudas que arrastra la entidad, especialmente con la Agencia Tributaria, vuelve a provocar lo de casi todas las temporadas, que los números negativos sean los protagonistas en el informe de cuentas.