Julio suele ser un mes caliente y no sólo por la temperatura ambiental. Julio es el mes de los apuros de muchos clubes de fútbol que ven peligrar su continuidad en la competición, porque es cuando salen a relucir las deudas que han contraído a lo largo de la temporada por no pagar a los jugadores, muchos de los cuáles no han tenido más remedio que denunciar esos impagos a la AFE, su sindicato profesional.
Julio es el mes del ser o no ser para muchos clubes que se afanan desesperadamente para encontrar el dinero que les salve del descenso o el acuerdo con los jugadores que les permita aplazar esos pagos y salvar el escollo.
Un total de 43 millones de euros deben los clubes de Primera, Segunda y Segunda B a sus jugadores y entrenadores a estas alturas del mes de julio, denuncias que están siendo tramitadas a través de la AFE y que, en su día, en caso de no ser satisfechas, pasarán a la Comisión Mixta que será la que decidirá o no el descenso de categoría.
Normalmente los clubes de Primera -el Valencia es uno de los que tiene claras dificultades para pagar- suelen resolver sus problemas al final, bien llegando a un acuerdo con los jugadores, bien renegociando la deuda o aplazándola. Más o menos sucede lo mismo con los equipos de Segunda División, aunque algunos de ellos tarden más o tengan más problemas para encontrar una solución.
Al final es bastante difícil que clubes de Primera o Segunda Divisiones desciendan por impago a los jugadores.
El pozo de Segunda B
El verdadero problema radica en la Segunda B, una categoría que tradicionalmente ha estado 'maldita' futbolística y económicamente y que este año, debido a la crisis galopante que afecta a todos los órdenes de la vida cotidiana, va a alcanzar cuotas negativas a las que jamás había llegado en los últimos años.
Los más pesimistas pronostican que la mitad aproximadamente de los 80 clubes que componen los cuatro grupos de Segunda B puede pasar serios apuros y que una cuarta parte puede acabar descendiendo a Tercera en quince días.
De los cinco equipos murcianos que han permanecido en Segunda B después del ascenso del Cartagena, no hay ninguno que se salve. Aunque, claro, siempre hay clases. De ellos -At. Ciudad, Águilas, Lorca Deportiva, Sangonera At. y Real Murcia Imperial-, los dos primeros están en la UVI futbolera porque sus deudas son tales que difícilmente, salvo un milagro, van a poder hacer frente a ellas.
El At. Ciudad, el equipo de Evedasto Lifante, está denunciado prácticamente por toda la plantilla y el montante asciende a nada menos que 709.000 euros, a los que deberá hacer frente el dueño del Ciudad antes del 31 de julio, algo que se antoja bastante difícil a tenor de las circunstancias económicas por las que atraviesa el empresario de Barinas.
Le sigue el Águilas, con 300.000 euros de denuncias, una cantidad lo suficientemente importante como para que en la Asamblea de socios que se acaba de celebrar en la ciudad costera haya sonado la alarma y se hayan encendido todas las luces rojas para evitar algo a lo que, de otra forma, parece abocado el histórico club aguileño: la desaparición.
Deuda asumible
El Lorca, con 170.000 euros, sería el tercer equipo con problemas, aunque Manuel Muñoz Carrillo ya está manos a la obra y entre lo que consiga que rebajen los jugadores y lo que aporte él como presidente conseguirá salvar un año más la situación... hasta que el año que viene se vuelva a producir idéntica situación.
Los otros dos equipos -Sangonera At. y Real Murcia Imperial- lo tienen bastante más fácil puesto que el montante de la deuda no es tan elevado. Los 54.000 euros que adeuda el Sangonera At. y los 40.000 que debe el filial grana son más fáciles de asumir por lo que no se espera que puedan tener problemas cuando llegue el próximo 31 de julio.
En total, 1,3 millones de euros a los que tendrán que hacer frente los equipos murcianos de Segunda B si esta próxima temporada quieren jugar juntos en el grupo IV de Segunda B, acompañando al ascendido Caravaca.
El Pinatar, en Tercera
Aunque en Tercera División es muy difícil personalizar las deudas, sí se sabe que del grupo XIII, el correspondiente a la Región de Murcia, es el Pinatar el que más acumula: un total que oscila entre los 40.000 y los 45.000 euros, una cantidad ciertamente elevada para un club modesto.
En Tercera es más difícil denunciar. La falta de contratos firmados en la gran mayoría de los casos -los tratos se hacen de palabra y, ya se sabe, que las palabras luego se las lleva el viento- impiden que se denuncien todos los casos reales de impagos, sino solamente aquellos en los que se pueda aportar como prueba algún documento escrito sobre la relación contractual entre el club y el jugador.
Por eso, son muchos los que deben pero pocos los denunciados. Entre estos últimos figura el Pinatar, que afrontará una deuda por impagos que oscila entre 40.000 y 45.000, lo que también pone en entredicho su posible continuidad en la competición la próxima temporada.
Los pasos a seguir
Los equipos tienen de plazo hasta el 31 del presente mes de julio pasa saldar esas deudas, bien pagándolas de alguna forma -en efectivo, con talones aplazados o con pagarés (en estos dos últimos casos siempre que sean aceptados por los reclamantes)- o llegando a algún tipo de acuerdo con los jugadores para que éstos retiren las denuncias.
Si no es así, y si llegado el 31 de julio se mantienen las deudas (probablemente este año al caer el día 31 en viernes se concederá una moratoria hasta el 3 de agosto, lunes), todos los casos pendientes se trasladarán a la Comisión Mixta AFE-Federación, que se reunirá el día 4 y que, una vez estudiados uno por uno, decidirá los descensos de categoría, descensos que serán inapelables, y los equipos que sustituirán a los sancionados.
Así pues, quince días quedan para que muchos de los equipos -entre ellos los murcianos afectados- sepan cuál va a ser su futuro.
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