El UCAM Murcia se despidió de su sueño. No estará en el próximo bombo de la Copa del Rey. Ese que le hubiera permitido medirse en la próxima eliminatoria a un equipo de Primera que este año disputa competición europea, a un grande de nuestro país en definitiva, después de caer ayer en Oviedo (1-0) tras un partido que se tuvo que decidir en la prórroga con un solitario gol de Linares. No le bastó al conjunto universitario con ser superior a su rival ni de gozar de las ocasiones más claras del encuentro. Murió matando y cayó con todos los honores. Nada que reprochar al equipo de Eloy Gómez cuyo paso por la Copa ha sido impoluto.
El duelo estuvo igualado desde sus inicios. Pero con el paso de los minutos el UCAM se fue sintiendo más cómodo sobre el terreno de juego del Carlos Tartiere. Controlando el juego, moviendo la pelota rápido en el centro del campo y con mucha seguridad defensiva. Así, las ocasiones no tardaron en llegar. Nono fue el primero en avisar sobre la meta de Esteban, pero su disparo acabó en las manos del exguardameta del Almería en Primera División. El Oviedo, a la expectativa, se mostró más nervioso, probablemente por la obligación de sentirse superior y de tener que ganar delante de sus aficionados.
La iniciativa era de los visitantes. Después de la ocasión de Nono fue Jairo el que lo intentó con otro lanzamiento que también atrapó Esteban. Checa, pulmón del UCAM en el centro del campo, ganaba cada balón suelto erigiéndose en el sostén principal ante un Oviedo que no podía poner en aprietos la meta defendida por Escalona. Una vez más, Eloy Jiménez prefirió seguir apostando por su meta titular en Liga y dejar a Buba en el banquillo.
Solo a raíz del minuto 20 el conjunto ovetense pareció perderle el miedo al partido –y al UCAM– y adelantó sus líneas con el objetivo de buscar la portería de Escalona. Con Héctor Font y Generelo dirigiendo a su equipo desde el centro del campo, los locales empezaron a jugar con más intensidad y velocidad en ataque. Pero todo ello con demasiada precipitación, lo que permitió al conjunto universitario apenas pasar apuros en los primeros cuarenta y cinco minutos.
La segunda parte empezó con la misma tónica con la que se inició la primera. Con un UCAM atrevido y valiente. De hecho, con solo cinco minutos transcurrido, Piojo tuvo la oportunidad más clara para adelantar a su equipo aunque su disparo se marchó cruzado, pegado a la base del palo. La ocasión espoleó al conjunto murciano, que después lo volvió a intentar con un centro-chut de Góngora que despejó Esteban como pudo.
El paso de los minutos no hizo sino confirmar el dominio del UCAM. Bajo una lluvia fina pero intensa, el cuadro de Eloy Gómez no dejó de merodear la portería rival, presionando muy arriba a la defensa local, lo que obligó constantemente a Esteban a iniciar las jugadas, muchas veces con un patadón sin sentido. El único problema para el UCAM es que el Oviedo, con muy poco, parecía dar sensación de peligro aunque eso no se tradujo en ocasiones excesivamente peligrosas. Pero ni uno ni otro hicieron méritos suficientes para deshacer el empate y el cansacio comenzó hacer acto de presencia en los 2 futbolistas. El partido, inevitablemente, se fue a la prórroga.
Y no pudo comenzar peor el inicio del tiempo añadido para los murcianos. A los cinco minutos, Linares enganchó el balón con una semi volea dentro del área después de una centro perfecto a balón parado. Solo, dentro del área, el máximo goleador del grupo I batió a Escalona y puso el partido y la eliminatoria cuesta arriba para el UCAM. El Oviedo tuvo en su mano la oportunidad de cerrar el encuentro cuando el colegiado, al filo del descanso de la prórroga, señaló un penalti más que riguroso de Fran Pérez sobre Linares. Escalona detuvo la pena máxima lanzada por Susaeta y el rechace lo envió el propio Linares por encima del larguero con todo a su favor para marcar. Pero el castigo fue doble para los murcianos, que se quedaron con dos futbolistas menos por expulsión de Fran Pérez y Nono. Demasiado lastre para un equipo que siguió acusando el cansancio y que en los últimos minutos lo intentó con más corazon que cabeza.